jueves, 8 de abril de 2010

LA INTOLERANCIA EXCLUSIÓN SOCIAL

FRENTE A LA INTOLERANCIA Y LA EXCLUSIÓN SOCIAL”
Por Carmen Andreu Arnalte
Fiscal AP Valencia

CUARTA MESA
EXCLUSIÓN SOCIAL Y DISCAPACIDAD

Carmen Andreu Arnalte
Fiscal de la Audiencia Provincial de Valencia

El título de la mesa es lo suficientemente descriptivo, no hace falta mucho más para tener una idea sobre lo que vamos a hablar: la discapacidad como exclusión, una de sus formas.

No se trata de saber que existen mecanismos legales para regular la incapacidad y compañeros que ponen su empeño en ello (gracias a aquellos que estáis y compartís conocimientos), es más bien lo contrario o complementario, se trata de saber que mientras no son incapaces, aquellos mal llamados discapaces, son capaces.

Se trata de fomentar el respeto a sus peculiaridades desde el conocimiento de las mismas.

Por eso es importante el planteamiento de este Congreso, de contenido socio-jurídico, porque como juristas que somos sabemos que la Ley siempre es una respuesta a la realidad social y aquellos que son diferentes forman parte de esa realidad.

No obstante, en este caso, son muchas las leyes que regulan de una forma u otra la discapacidad, sin que aquello que nos diferencia obtenga la respuesta adecuada, porque no basta con hacer leyes, es necesario aplicarlas, dotarlas de contenido económico y de voluntad política.

De ahí que participe en esta mesa desde la crítica y la serenidad, con lo que tengo: veintiún años de convivencia con un hijo con el síndrome de Down.

Adjunto dos escritos y una noticia reciente, que quizá puedan ser útiles en el debate, ya que como personas comprometidas con la justicia, en cualquiera de sus manifestaciones, no es posible que permanezcáis ajenos.

No se pretende caridad, se aspira al reconocimiento de hecho de los derechos que constitucionalmente tienen todas las personas por el hecho de serlo.

1.
Es justo decir que este escrito surge desde mi experiencia pero también con el estímulo de Rosa Guiralt, amiga y compañera, quién se implicó desde siempre y me propuso unas notas para trabajar en ello.

Es una invitación a la reflexión que afortunadamente se publicó en el periódico El País, Comunidad Valenciana, como artículo de opinión, el 9 de febrero de 2007 con el título:

DICEN QUE SOY DISCAPACITADO

“Como sumar dificultades a un cromosoma de más”

¿Qué significa? Según el diccionario “dis” es negación, de la capacidad, en este caso.

Pero, sin embargo, yo soy capaz de muchas cosas: nací y vivo en una familia normal, tengo un hermano, un perro, me preocupo de todos ellos, los quiero, luego soy capaz de amar; cuido de mi aseo personal de forma autónoma y de mi alimentación, usando los utensilios necesarios al efecto; estudio; practico actividades deportivas y de formación; salgo con algún amigo; me gusta la música... luego soy capaz de vivir, disfrutar y sufrir, como los demás.

¿Donde está la diferencia?

Quizá se refieran a que tengo el Síndrome de Down. Lo que significa, entre otras cosas, que aprender me cuesta más, soy más lento.

Pero esta circunstancia es conocida por los que la etiquetan, por lo que deberían ser ellos (instituciones) quienes favorecieran el proceso de aprendizaje escolar y laboral.
La realidad es que quienes se han ocupado siempre han sido mis padres.

Desde pequeño asistí a escuela “normal”, lo que llaman integración, en la que salvo profesores puntuales y voluntariosos, dicha integración consistía en “adaptar” los contenidos curriculares de forma que pudiera trabajar “solo” sin alterar el ritmo de la clase y sin sobrecargar al profesor (en demasiadas ocasiones mi compromiso escolar dentro del aula era copiar y copiar textos que no entendía), también en salir determinadas horas del aula para recibir apoyo en otra distinta.

Muchos de mis compañeros se burlaban de mí, me insultaban y faltaban al respeto, con el apoyo tácito del profesorado que no hacía nada por evitarlo e incluso lo negaba; también de las instituciones que, alertadas de la situación (no sólo de la mía), cerraron los ojos sin comprometer un euro de su presupuesto para paliar situaciones tan injustas para mí y para aquellos profesores que querían y hubieran podido ayudarme más, si hubieran contado con medios.

La consecuencia de este deficitario aprendizaje es que se acaba uno creyendo que no sirve para nada, que es un inútil, a pesar de que durante toda mi etapa escolar no he dejado de estudiar.

Acabe 4º de Eso, me felicitaron por ello, pero sólo obtuve un certificado de escolaridad. Según ellos no tenia derecho al titulo de Graduado Escolar porque mis estudios no estaban al nivel exigido (necesité ACIS que significa Adaptación Curricular Individualizada Significativa, pero nadie explicó a mí o a mis padres las consecuencias de ello respecto a la titulación, ni se comprometió a que avanzara en mis conocimientos con el fin de superar objetivos, que entiendo deberían estar programados, supervisados y adaptados desde el principio de mi escolarización).

Y después ¿qué?

Mientras mis compañeros seguían con su escolarización, si lo deseaban, yo no pude. En primer lugar el Instituto me negó la posibilidad de permanecer en sus aulas a pesar de que aún no tenía 18 años y tenia derecho a ello; de nuevo mis padres se ocuparon del tema acudiendo a las instituciones educativas, quienes tarde y con un importante desgaste para ellos, mis padres, nos dieron la razón obligando al instituto a acceder a mi matrícula, cuando ya había empezado el curso y yo optado por otra salida.

Dicha salida era un Programa de Garantía Social, sin apoyos, sin medios, sin continuidad. Viví situaciones violentas, derivadas del colectivo de que se componía el programa, que me generaron una gran inseguridad, sólo paliada por el compromiso de sus dos profesores, no por el Centro que lo impartía.

Luego un curso de formación.

¿Hasta cuando?

Todos estos cursos pretenden sustituir el periodo de escolaridad y formación que prepara a los demás para el mundo adulto y laboral. La diferencia está en que las instituciones educativas se desentienden, en que no son más que parches o entretenimientos repetitivos, sin motivación alguna, ya que el acceso al mundo laboral que se pretende tras una formación, es más que difícil y que si los demás necesitan madurar en su proceso de aprendizaje, yo más, precisamente por lo dicho anteriormente: me cuesta más.

Quiero trabajar, soy demandante de empleo, pero no tengo trabajo.

Una vez más acudimos a las instituciones, en este caso a todas las Consellerías, interesando un puesto de trabajo. No lo tengo.

Es cierto que soy joven, tengo 19 años, que soy inmaduro a muchos niveles, pero ¿alguien cree que se puede madurar en soledad, sin proyectos, sin apoyos?

¿Quién es discapacitado? Yo, por un cromosoma de más ¿y las instituciones...?

Como no estoy incapacitado, puedo votar y voto, pero los políticos, las instituciones no me representan.

Valencia, 9 de noviembre de 2006

Un poco después, con ocasión del día de las personas con discapacidad, de nuevo escribí unas notas que por falta de tiempo no pudieron publicarse, por lo que aprovecho este espacio para conseguirlo.

DÍA INTERNACIONAL DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD
¿Quién es discapacitado?

Yo, por un cromosoma de más.
¿Y las instituciones?

Hace un tiempo me permití escribir en nombre de mi hijo unas notas que se publicaron con el titulo “Dicen que soy discapacitado” y tenían por objeto no solo denunciar una realidad, también que quienes no la viven, ni por aproximación, supieran lo duro que resulta estar tan solo cuando tienes pocos, muy pocos recursos.

Ahora, con una entrada que forma parte de aquel texto, escribo en mi nombre, aprovechando la oportunidad de la celebración.

Los “días de” no hacen sino resaltar aquello que se celebra y la reiteración en su celebración, la pervivencia de su no resolución.

Desde esta perspectiva, quizá no debiera participar en nada al respecto. Pero, se puede mirar de otro modo y esa otra mirada, su posibilidad, es la que me acerca al ordenador y a los posibles lectores.

Los medios de comunicación resaltan la celebración, convocan a la participación, organizan tertulias, publican todo tipo de actividades relacionadas con el evento.

Después, nada o casi nada.

Esto es lo que quiero resaltar, “la discapacidad” no tiene fecha de caducidad, acompaña a quien la tiene toda su vida y la de quienes los quieren, forma parte de su personalidad y de su recorrido vital. No hablamos de discapaces, hablamos de personas. No es el evento lo importante, son las personas.

Se trata, entiendo, de saber si el transcurso del tiempo es favorable, suficiente, en el cumplimiento de los derechos que como personas les reconoce la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Constitución Española.

La respuesta es rotunda. No, sin paliativos.

La DUDH dice en su artículo 1 “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos...”, en su artículo 7 “Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación...”, en su artículo 23 “Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo...”, en su artículo 26 “Toda persona tiene derecho a la educación... La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales” y en su artículo 28 “Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos”.
La CE dice en su artículo 10 “La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social”, en el artículo 14 “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de...o cualquier otra condición o circunstancia personal”, en el artículo 27 “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales” y “Los poderes públicos inspeccionarán y homologarán el sistema educativo para garantizar el sistema educativo”, en el artículo 35 “Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo...”, en el artículo 49 “Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicas, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que este Titulo otorga a todos los ciudadanos” y finalmente en el artículo 53 “los derechos y libertades reconocidos en el Capitulo segundo (derechos y libertades) del presente Titulo (Titulo I De los derechos y deberes fundamentales) vinculan a todos los poderes públicos. Solo por ley...podrá regularse el ejercicio de tales derechos y libertades...”

Luego, muchas leyes, cuyo incumplimiento las hace inútiles.

Se regula la integración escolar, el empleo, la dependencia...pero no se controla suficientemente su aplicación. Sin una buena y programada integración escolar no estarán preparados quienes tienen necesidades educativas especiales para una adecuada integración laboral. Los planes integrales de empleo (subvenciones para facilitar el acceso a puestos de trabajo) devienen insuficientes y no son precisamente un estímulo para que la iniciativa privada cumpla su obligación de integrar laboralmente a quienes son simplemente diferentes, incumplimiento que tampoco se controla suficientemente por quienes tienen la obligación de hacerlo -las instituciones- ya que tampoco desde la administración existe suficiente compromiso. Los medios de comunicación nos informan del incumplimiento flagrante en nuestra Comunidad respecto a la ley de dependencia.

No pretendo ser exhaustiva ni aportar datos estadísticos sobre lo manifestado, no se trata de un estudio en profundidad, sería otro el medio utilizado.

Pretendo gritar que no es suficiente, que las instituciones están obligadas a cumplir sus compromisos, que el compromiso lo asumen al ostentar los cargos que ostentan y que es un compromiso de obligado cumplimiento porque el mandato es constitucional.

También de recordar que mientras éstas se lo piensan y eso sí, celebran el evento, las personas de las que hablo crecen con todo tipo de carencias, en gran medida con desamparo institucional y, con el único apoyo de familiares y amigos , también de iniciativas privadas que, en demasiadas ocasiones, disponen de más voluntad que preparación.

Por memoria histórica recordar que la DUDH es de 1948 y la CE de 1978. Se acaba el 2007.

Valencia, 2 de diciembre de 2007

Hace unos días leí la noticia siguiente:
Impiden el acceso a la catedral de Almería a chicos con síndrome de down
Una persona de dentro del recinto espetó a los monitores que estos chicos: "ni sienten, ni padecen ni entienden"
CADENASER.COM 01-05-2008


Un grupo de chavales que padecen síndrome de Down y pretendía visitar la catedral de Almería fueron obligados a abandonar el lugar y no pudieron acceder a las instalaciones porque les negaron la entrada.

Como es natural provocó multitud de críticas que en “lo más leído” de la cadena que figura, podéis ver, si os interesa. Comprobaréis la disparidad de planteamientos que se pueden tener sobre un tema tan normal, a mi entender y que “es evidente” no lo es.

No es la primera noticia al respecto, en la Comunidad Valenciana, concretamente en Valencia, se le impidió también a un grupo de jóvenes con el síndrome de Down, el acceso a un pub.

1 de Mayo de 2008.

CONCLUSIÓN

Me gustaría que esta fuera la conclusión “La necesidad de normalizar la diferencia para definir identidades, para ampliar conocimientos y ejercitar el respeto”

También y, en último lugar, hacer una referencia al Código Penal que en su artículo 173.1 castiga a quien infligiera a otra persona un trato degradante…
Todos somos juristas y el Código uno de nuestros instrumentos de trabajo.

Valencia, 5 de mayo de 2008

Carmen Andreu Arnalte

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