sábado, 3 de abril de 2010

ENTRE EL ALLANAMIENTO Y LA PICARESCA

Aquí no hay quien aparque

A la clara falta de educación vial en los conductores que no respetan los estacionamientos reservados para las personas con discapacidad se unen los pícaros que falsifican las tarjetas de aparcamiento. Para colmo, existe una preocupante dispersión normativa no sólo entre las comunidades autónomas sino incluso entre ayuntamientos vecinos. Desde el CERMI se pide, entre otras cosas, que se implante para todo el territorio nacional el modelo de tarjeta europea

Pedro Fernández

Aparcar el coche lo más cercano posible al lugar donde uno se dirige suele ser una quimera para cualquier persona. Para las personas con movilidad reducida esto no es ninguna excepción aun teniendo, teóricamente, plazas reservadas específicamente para ellos. De hecho, en la mayoría de las ocasiones terminan por estacionar a unos cuantos minutos de su destino, con todos los inconvenientes que esto conlleva. ¿Y por qué sucede esto? En muchos casos los culpables son los propios ciudadanos y su falta de educación vial y sensibilización social. Carlos Laguna, conductor usuario de muletas y presidente del CERMI Comunidad Valenciana, lamenta que "hay quien le echa muchísima cara y aparca en estacionamientos reservados para personas con discapacidad, pese a que no presentan ningún problema de movilidad, y encima luego aseguran que no se han dado cuenta cuando está claramente señalizado". A juicio de Laguna, esto sucede porque las campañas de sensibilización no han dado ningún resultado y son tantos los conductores que hay que todas las plazas terminan estando ocupadas por personas sin discapacidad. Para Francisco Vañó, diputado del Grupo Parlamentario Popular y también conductor, "es cuestión de mentalización. Hay gente que dice que tarda sólo cinco minutos pero desconoce el trastorno que eso implica. Por esos cinco minutos tengo que buscarme otra plaza y, posiblemente, tener que aparcar más lejos. Hay gente que no lo entiende y cree que es un capricho". Óscar Moral, asesor jurídico del CERMI, también se enfrenta a esta insolidaridad cada día:“ Hay una falta de disciplina, de respeto a los ciudadanos. Nos falta esa educación vial, a veces por el desconocimiento del perjuicio que nos causa".

Tampoco ayuda la actual dispersión normativa. No hay una regulación general entre las comunidad autónomas, ni siquiera entre los ayuntamientos de cada comunidad. Sirva de ejemplo que si un conductor con discapacidad que reside en la población madrileña de Valdemoro va a Madrid capital, éste podría aparcar en los lugares reservados. A la inversa, no podrá estacionar con la misma facilidad porque allí la mayoría de las reservas tienen especificada la matrícula. Es decir, dentro de una misma comunidad hay ciudadanos de primera y de segunda. De todas formas, en la mayoría de los municipios la reserva de estacionamiento no es nominal sino para 'el primero que llega'.

Además, varios ayuntamientos diferencian entre la tarjeta de estacionamiento para conductor y para no conductor. El asesor jurídico del CERMI denuncia que "el de no conductor tiene limitaciones importantes, como los horarios para poder estacionar. Esto es un error. El derecho debería ser de la persona, no del vehículo". Además, si el vehículo se le avería, la persona con discapacidad no puede utilizar su tarjeta en ningún otro coche. Visto así, más vale comprar automóviles fiables. Esta situación, a juicio de Moral,"más que garantizar los derechos de movilidad de las personas con discapacidad, las restringe".

Mario Arnaldo, director general de Automovilistas Europeos Asociados, le echa la culpa a los poderes públicos. Cree que "son más los supuestos en que la Administración no cumple con la ley que los casos de picaresca". Según él, la reforma de la Ley de Seguridad Vial de 2001, que entró en vigor en 2002,dice que los municipios deben adoptar las medidas necesarias para la concesión de tarjetas de aparcamiento para personas con discapacidad con graves problemas de movilidad, a recomendación del Consejo de la Unión Europea. Pues bien, a día de hoy son pocos los que expiden este modelo, lo que merma claramente los derechos de estas personas.

Ésta es precisamente una de las demandas de Arnaldo: en el modelo europeo esta tarjeta es personal e intransferible mientras que en España están consignando una matrícula. Para Arnaldo, el español debe ser como el europeo porque "puede que una persona con problemas de movilidad no tenga ni siquiera carnet de conducir. Así no se están respetando los derechos reconocidos en la UE". Un claro ejemplo es Madrid al exigir "unos requisitos que no contempla la ley como aportar permisos de conducir o de circulación de vehículos. No se puede actuar pensando que todos son delincuentes".

La otra petición de Arnaldo es que "a la tarjeta sólo tenga derecho la personas con discapacidad que presente graves problemas de movilidad". Por ello, quiere que los baremos para determinar esto se actualicen. "El hecho que desde el punto de vista fiscal se le reconozca una serie de derechos a quienes superen el 33 por ciento de discapacidad no implica que se le otorgue una tarjeta de estacionamiento. Históricamente se han concedido tarjetas a cualquier persona por el hecho de tener discapacidad pero no debe ser así". Esta afirmación es desmentida por Óscar Moral quien asegura que "sólo se concede a las personas con movilidad reducida".

Por otra parte, en la actualización de estos baremos, Arnaldo quiere que se introduzca a las personas con movilidad reducida temporal, como las embarazadas.

¿CÓMO ACTUAR?

Pero, ¿qué debemos hacer si encontramos que el estacionamiento reservado para personas con discapacidad está ocupado por uno sin discapacidad? Podemos tomar dos posturas: quedarnos con los brazos cruzados, resignarnos y buscar otro aparcamiento; o solicitar una sanción al conductor. Si elegimos la segunda vía lo primero es llamar a la policía. Los agentes son quienes multarán al vehículo mal estacionado y posteriormente llamarán a la grúa para despejar el estacionamiento.

Vañó lamenta que "si no hay una educación previa ni concienciación, a uno sólo le queda el recurso del papeleo. No es el más grato ya que parece que es una especie de venganza, pero no es así. Lo malo es que es la única fórmula". Sin embargo, Vañó es de los que piensan que si un día concreto la plaza de la calle o del centro comercial está ocupada ilegalmente, lo normal es dejarlo pasar "pues no es fácil actuar contra el conductor ya que la demanda va sobre el vehículo". Otro tema es el de una situación reiterada porque "uno ya no tiene más remedio". Moral también se muestra a favor " siempre que se agote antes la vía del diálogo". Sin embargo, y aunque parezca mentira, la persona denunciante también corre riesgos. El problema está en la reacción violenta de la persona que estaba ocupando esa plaza."Incluso se han registrado agresiones afirma Laguna, han rayado el coche del denunciante, le han pinchado las ruedas... se producen situaciones muy complicadas".

En opinión de Arnaldo,“hay que actuar anónimamente porque hay gente muy bruta. Muchos buscan venganza. Llegado el caso, si la persona quiere que se sancione al infractor lo mejor es hacer una fotografía y formular una denuncia aunque no esté la policía".

Por su parte, Moral también apoya a quienes optan por denunciar al vehículo mal estacionado ya que el respeto por los lugares reservados "brilla por su ausencia". El asesor jurídico del CERMI cree que "habitualmente, bien por prisas o por no enfrentarse, no se toma el paso de denunciarlo. Es cierto que lo idóneo sería sensibilizar con campañas informativas, pero existe una clara falta de educación vial en todos los ámbitos: respeto del carril bus, aparcamiento en las aceras...".

En opinión de Moral,"enfrentarse directamente con quien ha aparcado mal es complejo sobre todo si es tu lugar de residencia ya que posiblemente tendrás que convivir con ellos ya que se trata de tus propios vecinos".

ACTUACIÓN POLICIAL

La actuación de la policía en estos casos también suele ser muy dispar, dependiendo de cada municipio. Laguna se queja de que "en Castellón la policía local pasa totalmente del tema, mientras que en Valencia se lo toman mucho más en serio ya que acuden sin demora en cuanto les avisas". En líneas generales, es en las grandes ciudades donde peor funciona este servicio: "a veces ni contestan, cuando lo hacen les explicas el problema, no se presentan y decides llamarles de nuevo y así continuamente". A todo esto, la persona denunciante ha tenido que aparcar en otro lugar más alejado y esperar al lado del coche mal estacionado perdiendo su tiempo."Hay veces continua Laguna que te identifican el teléfono y no te cogen las llamadas porque dicen que las grúas están ocupadas". En fin, todo una desagradable aventura, y una mañana o una tarde perdida.

SANCIONES

En cuanto a las cantidades estipuladas en las sanciones, el movimiento asociativo las considera insuficientes. Para Laguna,"si han endurecido y aumentado las multas contra la velocidad o el consumo del alcohol, soy partidario de hacer lo mismo en quienes ocupan los sitios reservados a las personas con discapacidad". Por el contrario, Francisco Vañó considera que "más que elevar las sanciones económicas, pediría una mayor eficacia de los servicios de grúa o policía cuando se les reclama". Por ello, Vañó pretende concienciar y no tanto m u lta r: "No quiero utilizar la sanción económica como un elemento disuasorio, hay que actuar pero sin hacer daño al señor del coche, hacer lo justo para que sirva de ejemplo". Eso sí, llegado el caso, Vañó no descarta ir a la vía de la multa "si no hay otro procedimiento".

La denuncia en estos casos, calificada como infracción grave, obliga a pagar hasta 300 euros. Luego, si el coche se lo ha llevado la grúa, las cantidades varían según los municipios: en Madrid es de 130 euros y en Barcelona de 137,5 euros, por ejemplo.

FALSIFICACIÓN DE DOCUMENTOS

La picaresca llega hasta tal punto que los hay quienes falsifican la tarjeta de estacionamiento para poder aparcar en lugares reservados a las personas con discapacidad y a la vez librarse de las sanciones económicas.

Hay otras que, por haber obtenido una tarjeta de estacionamiento reservado por el hecho de transportar a una persona con movilidad reducida, abusan de su uso en ocasiones en las que no trasladan a esa persona.

Carlos Laguna confirma incluso que "se han detectado tarjetas europeas de aparcamiento escaneadas y fotocopiadas a color, para utilizarlas por todo el territorio nacional". En definitiva, como dice Vañó,"hecha la ley, hecha la trampa".

Lo malo es que es mucho más fácil multar a alguien que aparca sin tarjeta (se visualiza rápidamente) que a uno que tras falsificarla aparca un día en un sitio, otro día en otro. Es decir, a no ser que seas reincidente la labor de la policía, en este caso, es casi imposible.

¿Cómo diferenciamos esta falsificación de documentos oficiales? La tarjeta, al colocarse pegada al cristal del automóvil, hace que sea prácticamente imposible diferenciarla. Por ello, el Carlos Laguna es partidario de "una mayor identificación y que los agentes en un momento dado puedan identificar al propietario de la tarjeta y pedirle los datos para comprobar su autenticidad".

La falsificación de un documento conlleva una pena de prisión de entre seis meses y tres años, y una multa económica de seis a doce meses. El sistema de pena de multa se establece partiendo de 200 pesetas/día hasta un máximo de 50.000 pesetas/día. Esto quiere decir que la sanción estaría entre 216 y 108.000 euros. Por su parte, Óscar Moral cree que "las denuncias por falsificaciones son una minoría. Lo único que debe hacer el ayuntamiento es controlar las tarjetas existentes que ellos mismos expiden, como en el caso de otros documentos".

DOBLE FILA

Para colmo, muchas acciones bienintencionadas de los conductores pueden acarrear nuevas barreras. Hay una práctica extendida en algunas ciudades en dejar el coche en segunda fila y quitar el freno de mano para que se pueda mover. Pues bien, esto sigue siendo un impedimento para las personas con movilidad reducida ya que les es imposible moverlo. En educación vial, incluso las 'buenas maneras se vuelven en contra si no se respeta, al pie de la letra, la regulación vial.

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